PORQUÉ
En una reflexión sobre el sentido de la vida es importante no establecer
juicios previos ni dogmas de cualquier ismo, la mente debe estar abierta y
diáfana y dispuesta a empezar a encajar las piezas de un puzle el cual a
diferencia de los que estamos habituados, no tiene el dibujo final, éste ira
apareciendo a medida que avancemos en nuestro trabajo y no debemos
ser reticentes a apartar la pieza que no hay manera de colocarla y dejarla
a un lado pues si el trabajo se ha llevado a cabo correctamente tarde o
temprano encontraremos su sitio en el tablero de la vida. Tablero que
cuando empezamos es diáfano y esto nos tiene que hacer pensar que la
vida puede ser una pura casuística, y que cuando el cuerpo muere no hay
más allá.
No obstante nuestro trabajo de búsqueda nos llevará a unas conclusiones
las cuales pueden ser válidas sólo para el que en este momento está
escribiendo estas líneas, pero siempre será un punto de partida para otro,
que ha empezado desde otro punto.
Cuerpo, cerebro, mente, alma, consciencia, espíritu. Si en el cuerpo y el
cerebro no nos suscita ninguna duda a lo que nos referimos, en la mente,
el alma, la consciencia y el espíritu y sus diferentes aceptaciones nos
pueden llevar a una confusión que poco nos ayudará en nuestro trabajo.
En el dualismo cartesiano, Descartes concibe dos substancias que pueden
existir independientemente una de la otra, una es el cuerpo y la otra la
parte pensante, el alma. El dualismo de Platón se postula al igual que
Descartes pero con la diferencia en la inmortalidad del alma. Tampoco el
monismo Aristotélico describe a mi entender la composición del ser.
Algunas religiones establecen igual que Descartes la dualidad entre mente
y alma atribuyéndole a ésta el resultado de la actividad mental o del
propio autoconocimiento de la existencia, y en realidad la parte inmortal
del ser es el espíritu.
Aquí nos referiremos al cuerpo-cerebro como la parte material del ser y
que está sujeto a las leyes del espacio-tiempo del universo que vivimos.
La mente-consciencia, sería el resultado de la actividad mental y del yo, al
que llamaríamos el auto-conocimiento. El alma, la parte inmaterial e
inmortal del ser y el espíritu seria la parte no manifestada del Absoluto. Ni
Descartes, ni Platón, ni Aristóteles, ni yo mismo podemos afirmar cual es
la concepción correcta, pero sí nos servirá para empezar a vislumbrar
cuáles son las reglas de este juego que llamamos vida.
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Quizás no sepamos nunca cual es nuetra finalidad pero vale la pena
intentarlo.
Hay quien afirma que Dios no creó el universo. Tiene razón ya que Él
és el propio universo.
La ciencia puede responder a la pregunta de cómo, pero el porqué
corresponde a la filosofía.
Albert Einstein afirmó, cada dia sabemos más y entendemos menos.