LA MANIFESTACIÓN
En el evangelio según San Juan, cita concretamente en el capítulo 14, "En
la casa del Padre hay muchas estancias".
Aquí observamos al Absoluto antes de su manifestación, con su espiral
evolutiva hacia la luz o involutiva hacia la obscuridad. Cada anillo de esta
espiral se refiere a una de las estancias, según San Juan describe la casa
del padre. En su estado de no manifestación no hay evolución ni involución
necesita forzosamente encarnarse (haciendo un símil podríamos decir
presentarse en el campo de batalla), para ganar o perder esa luz a la cual
el espíritu aspira
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Todo universo en sí, es la manifestación del Absoluto, en los diagramas
vemos el punto en el centro indicando esta materialización, y en el otro
diagrama la espiral que indica el recorrido: espíritu a materia y materia a
espíritu
En estos tres diagramas anteriores vemos al Adam Kadmon el ser
primordial manifestado en un cuerpo material y un alma o parte inmortal.
El solo hecho de su manifestación conlleva una parte de espíritu de luz y
una parte equivalente de espíritu de obscuridad, en los avatares su carga
es mucho más elevada, ya que su lucha es mucho más significativa.
Aquí se describe el resultado de esta lucha entre la luz y la obscuridad, si
el espíritu, cuando regresa al Absoluto ha ganado luz en referencia a la
que llevaba cuando se encarnó, ésta incrementa la del Absoluto, y
viceversa si éste ha perdido la obscuridad se incrementa en el Absoluto.
Muchas veces, como veremos más adelante el alma necesita de varias
estancias o reencarnaciones para completar la tarea y así poder regresar
al Absoluto.