El hermano Basilio Valentin dice: "La

voz melodiosa de la Reina será muy

placentera en los oídos del Rey de

fuego; él lo abrazará amigablemente,

por el gran cariño que le tiene, y se

embelesará hasta que de ambos sea

hecho un solo cuerpo. " La Gran

Obra es una ética trascendenta “.

Así, le es fácil al Adepto eliminar de

su existencia los impedimentos de los

pensamientos superfluos y los seres

inoportunos.

Pero se encontrará con dificultades serias si quiere reconstituir en él

mismo, obedeciendo la norma de actividad y pasividad a partir de la cual se

ha construido el macrocosmos, el andrógino edénico para la asimilación de

otra vida a la suya. Este es el verdadero obstáculo.

Es inútil, Discípulo mío, que hagas las abluciones preparatorias, que te

revistas del vestido de lino sagrado. Si tu corazón no es puro, el vestido no

lo modificará y no lo esconderá a los ojos de la Divinidad.

No hay ninguna pérdida de fuerzas psíquicas comparable a la que provoca

la multiplicidad de codicias. Es un encantamiento que no pudo resistir ni el

mismo Salomón.

"Qui purus est, is certus est augur", y es Paracelso quien te lo enseña, y la

palabra de este maestro es preciosa.

No te dejes llevar por voluptuosidades innominables. No ciñas tu pierna con

la liga de piel de lobo. Guárdate de encender el cirio verde que dirige el ser

hacia las lujurias tenebrosas. Teme los encantamientos y los filtros de amor

y lleva en el dedo el topacio que refrena la lubricidad y espanta los

fantasmas de la noche, no te fíes del sapo de la bruja y no te duermas,

como Merlín el Mago, en el bosque de Broceliande donde la pérfida Viviana

te encantará para siempre.

Si escoges una compañera, el lazo que te une a ella debe ser indisoluble

porque ambos contemplaréis un día el Absoluto cara a cara.

Con ella tienes que compartir las alegrías eternas. Tanto sus pensamientos

como los tuyos deben converger hacia la posesión del Absoluto. Sólo

puedes vivir junto a aquella que camina contigo, de la mano por la Vía, de

aquella que busca contigo la cosa de tres ángulos y te ayuda en la Gran

Obra.

La esposa del alquimista es Pernelle, discreta y sabia, que lleva en el dedo

el anillo de la suprema alianza, que refleja todos los pensamientos del

maestro y vela a su vez sobre el atanor hasta el momento en que la hora lo

pide.

Si has elegido mal, haz una última mirada sobre este misterio que no te

está destinado, rellena tus ojos de su luz y cierra este libro.

Puedes abandonar la Vía del Absoluto al que no llegarás nunca, baja al

infierno, desgraciado, con el ser inútil que has ligado a tu carne, con la

corteza vacía que arrastras y entra en el camino de la mediocridad que a

partir de ahora es el tuyo y de donde no deberías haber salido nunca.

Pero si tu compañera adorna verdaderamente tu vida, continúa con ella la

progresión contemplativa hacia el Absoluto.

Ella ha de extraer de estas meditaciones, mujer maravillosa, el mismo fruto

que tú.

Pero no olvides que su camino de perfeccionamiento, a pesar de la

coincidencia de la meta final, es diferente de ti, lo que puedes conocer si

estudias cuidadosamente su constitución microcósmica.

Paracelso lo enseña expresamente: "Archaeus (el agente universal) alius in

viro, alius in femina ".

Es de ti que ella debe recibir la iniciación, como tú la recibes de la

Divinidad. Acuérdate de este punto esencial y guárdate de orientarla en un

camino que no sea el suyo. Ponle la manzana de oro en una mano y en la

otra la antorcha encendida.

La clave del Arte Mayor son el fuego y la menstruación disolvente. Si los

conoces, estás en la Vía Real y verás pronto el día eterno, el día que no

tiene fin, " qui nescit occasum diez ".

Grillot de Givry

CONJUNCIÓN

RVM