Siempre se ha considerado el águila como la más poderosa y
majestuosa de las aves del cielo, por la altura de su vuelo y según
Aristóteles por su capacidad de despegar de cara al sol. Presente en las
culturas Egipcia, Hitita, Sumeria y Babilónica, Los Griegos la asociaron a la
Divinidad, representándola acompañada de Zeus, con rayos atrapados en
sus garras. Las legiones romanas la llevaron en sus estandartes desde el
año 104 a.C., posteriormente Carlomagno adoptó el águila como símbolo
del Imperio Romano, en el emblema el águila era negra sobre fondo
dorado, fue también símbolo de la “Res Pública “Romana. En la mitología
germánica se la asoció a Odín.
En la edad media se la representaba de manera muy estilizada en los
escudos y emblemas heráldicos, mirando hacia su derecha, (en heráldica
la visión hacia la derecha es símbolo de legitimidad). Frecuentemente se
la ha colocado en lo alto de edificios, sobre columnas y obeliscos como
símbolo de majestad del imperio, o haciendo alusión a sus capacidades.
Nunca un icono como el águila ha sido tan acertado en su representación
como emblema de la majestuosidad imperial y del poder, ya que, como
todo símbolo, también tiene un aspecto oscuro, la perversión de este
poder, ave rapaz y cruel, con capacidad de oprimir y dominar todo lo que
es inferior a ella.
En la iconografía cristiana, como ave matadora de serpientes, resume la
victoria de la luz sobre las potencias de la oscuridad. En el tetramorfo el
águila corresponde a San Juan el evangelista, y en la Biblia es el emblema
de la Omnipotencia de Dios y del poder de la fe, representa también a los
cristianos, que, bautizados en Cristo, han muerto y han resucitado con él.
Dentro de los pecados capitales representa la soberbia.
En la alquimia su sentido no cambia sustancialmente a lo ya expuesto, y
es el símbolo de la sublimación. Un águila devorando un león, simboliza el
triunfo del espíritu y la volatilización de la materia.
Al águila bicéfala, se le atribuye un origen mesopotámico, su
representación más antigua se encuentra en un sello de Lajas, tercer
milenio a.C., donde bajo sus garras atrapa a dos leones. Del arte Hitita
llegó a Occidente, de la mano de Bizancio, donde se le asociaba a la
deidad romana Jano. Durante las cruzadas llegó a Europa oriental donde
el Imperio Ruso la asumió como emblema, pero fue el rey Federico II
quien la estableció como símbolo del Imperio en occidente, y por analogía
el imperio Austrohúngaro asumió la bicéfala. En el simbolismo filosófico,
suele representarse, con dos tonos, blanco y rojo, o blanco y negro,
colores de gran trascendencia simbólica que representan el dualismo de la
creación.
EL ÁGUILA