Este juego que en uno u otro momento todos hemos jugado como un
entretenimiento, aunque no siempre infantil, pues su alcance es muy
superior a sus apariencias. Hay constancia documentada de finales del
siglo XVI, aunque su origen es más antiguo, algunos autores dicen que
fueron los templarios los que introdujeron el juego en Europa, cuando ya
era popular en Grecia, basándose en el descubrimiento del disco de
Phaistos en 1908 en el palacio de Creta con una antigüedad de 1600
años a.C., y aunque similar en apariencia, no parece probable su origen.
Fulcanelli consideraba el juego de la oca un arte sacro popular. Nunca
terminará la discusión de lo que sugiere el simbolismo del juego. Se ha
dicho que simboliza el alma hacia su acceso al paraíso, pero como todo
buen símbolo no define, sólo sugiere. Podría ser un guía para el camino
de Santiago, o la expansión del Catarismo proveniente del Languedoc
francés. En el mapa del norte de España nos encontramos con sitios
como Nanclares de Oca, Valles de Oca, Villafranca de la Oca, Montes de
Oca, o los topónimos derivados del griego y latín Anser (Oca) Ancares,
Anson, etc. La oca es un elemento iconográfico de carácter gnóstico,
representada en el antiguo Egipto por el dios Geb, donde era
considerada un símbolo de transmigración del alma al más allá, una
mensajera entre la tierra y el cielo.
En el juego, las casillas están dispuestas en forma de espiral, símbolo
básico de toda Cosmogonía y con siete segmentos consecutivos cada
uno de ellos formado por nueve celdas, haciendo un total de 63,
disposición habitual en el simbolismo rosacruz, la casilla 64 y última no
numerada representa el jardín del Edén, en simbología numérica 6+4 =
10 símbolo de la Unidad de donde sale todo el mundo manifestado, en
definitiva es un viaje del exterior del mundo manifestado y temporal, al
no manifestado e intemporal donde el ganso nos ha conducido. Las
casillas simbolizan el proceso que debe realizar el ser hasta llegar a la
etapa final de la vida y conseguir la salvación, durante este período debe
eliminar las imperfecciones representadas por las diversas figuras
grotescas de las casillas. Los puntos de inflexión son siempre: el puente,
representando el planteamiento del viaje, el primer paso y símbolo del
tráfico. El hostal, momento que todos nos debemos tomar para
reflexionar. El pozo, los pecados capitales que hay que vencer.
El laberinto, representando lo fácil que es perder el camino de la
investigación y la intuición. La prisión, cuando se es prisionero de uno
mismo y de sus dogmas, y finalmente, la casilla 58 la muerte, todos
morimos pero hay que superar esta etapa si no, te ves obligado a volver
a empezar, ya que se nos da otra oportunidad. Los primeros juegos
estaban destinados a un público adulto y no es hasta finales del siglo
XIX que se empieza a fabricar para niños, infantilizando los dibujos y
perdiendo así la propia intencionalidad para la que el juego fue creado.
EL JUEGO DE LA OCA