El árbol es uno de los símbolos esenciales por su tradición y antigüedad,
está presente en las tres manifestaciones, la simbólica, la hermética y la
religiosa. Encontramos interpretaciones antropomórficas del árbol en las
creencias de muchos pueblos antiguos, que lo consideraban estancia de las
divinidades, esto les confería determinadas virtudes o cualidades divinas.
El simbolismo deriva de su forma vertical, los árboles altos y rectos eran
objeto de especial culto, su verticalidad conduce de la tierra al cielo, las
raíces están profundamente cogidas en la tierra, y las últimas ramas
acarician el sol. Es un ser vivo con fenómenos propios de la naturaleza,
crecer, fructificar, decaer y rebrotar de nuevo, vida y muerte en perpetua
sucesión; los árboles caducifolios representan la muerte y la resurrección, y
los perennifolios la inmortalidad, como los cipreses (Cupressus
sempervirens) que en Europa los ponemos en los cementerios como
símbolo de duelo y de la inmortalidad del alma, asociándolo a las virtudes
espirituales por su olor, calificándolo de olor de santidad.
El mundo superior, el terrenal y el submundo, quedan unidos por el árbol,
creando un nexo entre ellos y la persona que mediante este símbolo
identifica y también crea su nexo con los tres mundos. En el simbolismo
hermético muchas veces se los representa de forma invertida, con sus
raíces hacia el cielo, se le llama árbol Cósmico o árbol de la Vida, es desde
las raíces de donde recibe el alimento espiritual, y este se expande por
toda la tierra; encontramos referencias en Dante Paraíso 18,28, y en la
obra “Arbor Scientiae” de Ramón Llull 1295.
En el cristianismo su referencia más antigua la encontramos en el Antiguo
Testamento en el jardín del Edén, Yahvé queriéndonos liberar de las
"inquietudes" que conlleva la sabiduría, prohibió a Adán y Eva comer los
frutos del árbol del Conocimiento llamado también árbol del Bien del Mal;
este árbol Bíblico representa la dualidad, la separación entre lo humano y
lo divino, la serpiente la tentación, y el fruto el conocimiento prohibido. Al
probar el fruto de este árbol, fueron conscientes de su desnudez, y Yahvé
los expulsó del Paraíso, haciendo referencia al segundo árbol, el de la
inmortalidad y dijo “He aquí el hombre que ya es como uno de nosotros,
conocedor del bien y del mal, no sea que ahora coma del árbol de la Vida y
se convierta en inmortal (Génesis 3:20).
EL ÁRBOL