De siempre la persona que se ha considerado estar por encima de los demás, ha tenido la necesidad de demostrarlo de una u otra manera en función de la cultura del momento. Sea con un sombrero emplumado donde las plumas debían ser las más altas de la tribu, o con una corona de oro y piedras preciosas. Las referencias más antiguas las encontramos en los persas donde los reyes ostentaban una tiara adornada con estrellas intentando reproducir las constelaciones. La tiara ha evolucionado y la que ostenta el papa de Roma, a diferencia de los persas, está adornada con tres coronas, llamadas triregnum, haciendo referencia al cielo, la tierra y el mundo subterráneo. En la iconografía del Dios Padre se le representa con una tiara de cinco coronas. En las pinturas los papas que han abdicado, o los que rehusaron esta dignidad pontificia, se les representa con una tiara depositada en el suelo, a su lado. El cetro, supuestamente derivado del báculo o bastón, reviste de un principio de autoridad a quien lo lleva. Los egipcios representaban su poder con un cetro llamado Heka. El cetro normalmente es un pequeño bastón, construido con madera o metal y casi siempre adornado con metales o piedras preciosas, en la mayoría de los casos hay que fijarse en la parte superior, que es la que le da el significado, por ejemplo, las águilas para los cetros militares o símbolos deíficos en los religiosos. En la tradición griega y latina cada uno de los dioses tenía una materia para sus coronas, que generalmente venía del árbol que le era consagrado, por Apolo el laurel, por Zeus la encina y así para todos. En este mundo clásico no sólo los dioses y soberanos recibían coronas, también los que alcanzaban la gloria militar o deportiva. Las coronas siempre han tenido un lenguaje propio, según el poder de quien lo ostentaba, pero en su evolución han mantenido la estructura circular con un dentado en forma de rayos, que quieren significar una representación solar. En el simbolismo cristiano las coronas representan la victoria de la luz sobre la oscuridad y el pecado. La coronación de María es una corona con doce estrellas o piedras preciosas, las coronas de las vírgenes son de flores blancas como las de las niñas en la primera comunión o la de las novias. Hoy en día la humanidad ya no da tanta importancia a estos símbolos externos, el verdadero poder radica en la propia personalidad y en su manera de ser y comportarse, eso es lo que los demás deben reconocer y así revestirnos de este poder.
SÍMBOLOS DE AUTORIDAD
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